La semana pasada escribí un post acerca del maltrato sufrido en el arreglo de mi celular.
Como hago lo posible para ser justa, también me gusta escribir sobre los sitios en que me tratan bien.
La historia comenzó sólo con mis ganas de volver a Londres, sin un mango y con muchos quilombos familiares y laborales (si he de ser sincera, lo único que quería era rajarme un tiempo y tomar un respiro).
Conseguido que hube el dinero a través de un crédito bancario y sacando las cuentas correspondientes, noté que no me alcanzaba ni por casualidad.
¿Cómo ahorrar gastos y sacar algún mango más?
En primer lugar, me presenté a una beca para un curso de inglés en una escuela de Londres. Todas las noches, después de terminar las faenas diarias, me ponía a estudiar (si se puede decir eso cuando las neuronas ya no quieren más que una buena almohada).
Contra todo pronóstico, obtuve una beca para estudiar allá 6 meses, con un contrato laboral temporario por ese mismo tiempo.
Conciente que no podía desaparecer por tanto tiempo (y que si empezaba a laburar allá no volvía ni atada al ala del avión), con un lagrimón corriendo por mi mejilla, no lo acepté.
Entonces me propusieron un curso intensivo de 2 semanas, all inclusive, a un precio muy acomodado. Y sí acepté.
Los números seguían sin cerrarme, así que fui hasta Aerolíneas Plus a averiguar qué podía hacer con los puntos acumulados.
La señorita que me atendió me informó que faltaban muy pocos, y que de cualquier manera dejaba hecha una reserva. Sin embargo, el vuelo sería hasta New York.
¡No hay problemas!, contesté cual Alf del subdesarrollo, emocionada con la idea de conocer esa ciudad. E hice reservas en un hotel para quedarme en La Gran Manzana una semana.
Cuando fuí a retirar el pasaje, me informaron que los vuelos a New York y México fueron suspendidos, y que quedaba en lista de espera para volar a Miami. Unos días después me confirmaban el vuelo. Realmente, todas las personas que me atendieron en esa dependencia hicieron todo lo posible por solucionarme todos los problemas, y con la mejor onda.
Para ir a USA debía sacar la Visa.
LLamado que hube a la embajada, me dieron cita para unos días después.
El trámite fue impecable. Tenía delante mío 74 números. Llegué 10:45, y 11:05 me fui con mi Visa aprobada.
Como tengo que estar un día en Miami para tomar el otro vuelo, queria aprovecharlo para nadar con delfines, actividad a la que siempre le tuve ganas.
Me comuniqué con el sitio de Miami para latinoamérica y ¡vòila!, para el día siguiente tenía la reserva hecha para ese día en particular.
Con lo que había sacado del banco cubría los gastos, pero no me quedaba ni un peso para llevar, razón por la cual me busqué otra changuita que afortunadamente finaliza el 2 de junio.
Pero lo conseguí. Acá estoy, soñando despierta, y marcando los días que faltan en la pared. ¡Y encima zafo del crudo frío de julio!
Iba a ilustrar este post con "Vuela, vuela", pero como ese tema está siendo usado en una publicidad, preferí este "estreno". Que lo disfruten.