domingo, 22 de julio de 2007

¡¡Friends will be friends!!


Ayer sábado, al mediodía, fui a festejar el Día del Amigo. Se me dirá: "¡Fue el viernes!", y tendrán razón. Pero ocurre que mis más amigas viven un poco lejos, y tratamos de juntarnos cuando y donde podemos: a la salida del laburo, cuando Cris va hasta la facu o en Lomas, si Sandra va a ver a su madre. Con otros amigos es más fácil, porque viven cerca, aunque no los veo mucho más seguido. Todos tenemos el "Síndrome de Ricky Martin": vivimos una vida loca.

Pero volvamos a mi almuerzo.

Sandra, Cris y yo nos vemos o telefoneamos muy seguido, y nos seguimos aguantando después de 40 años de amistad (¡Qué horror! ¡Qué viejas estamos!). Valga acá un párrafo especial para ellas. Son de fierro.

Esta vez decidimos ampliar nuestros horizontes e invitar a otras conocidas a compartir la mesa. Una de ellas confirmó su presencia y no apareció. Cris, la más impaciente, le telefoneó. Ella dijo que se había quedado porque no la habíamos llamado la noche anterior para confirmar. Cris, muy enojada, dijo "¡Que se vaya a cagar! ¡Es una garca!", y acto seguido borró su número telefónico de su celular.

A mí me pareció un poco demasiado, y eso me llevó a plantearme algunas cuestiones.

En primer lugar, ver cuánto nos cuesta aceptar a los demás como son. Dejando de lado que podría haber avisado por teléfono, ella prefirió quedarse en su casa. Y está perfecto. ¿Por qué debería preferir invertir tiempo y dinero en reunirse con nosotras?

En segundo lugar, veo que solemos tomarnos como algo personal CUALQUIER actitud de los demás. Y creo que es un error. Creo que hacer daño adrede a otro (en este caso, dejarnos plantadas) significa un gran esfuerzo, y convengamos que los humanos no nos caracterizamos por eso. Antes bien, pienso que el problema es que solemos estar en el camino de los planes de otra persona, y necesitan corrernos un poco para poder seguir adelante. Nosotros también lo hacemos. Pero o no tomamos conciencia, o no nos importa.

En tercer lugar, ¿por qué esperamos que un amigo o una pareja cubra todas nuestras necesidades? ¡Sería un embole!

Yo trato de aprovechar lo que cada uno es capaz de darme, Y NO MÁS.

Si yo pretendo viajar con la que es buena para conversar pero no camina ni una cuadra, o pretendo contar mis intimidades o pedir consejos a quien sólo es bueno para compartir una película lo más probable es que me sienta defraudada. Pero es una lástima desperdiciar lo que SÍ pueden darme.

Lo mismo sucede en diferentes etapas de nuestra vida. A veces alguien inesperado resulta bueno para compartir, porque ocurre que está viviendo o vivió algo similar, y nos entiende.

Lo genial es cuando tenemos muchos puntos en común, y esa persona se transforma en "MI amigo personal...".

Disciento con Cris, que parte del principio que la gente es una mierda. Antes bien, creo que el problema es no haber sabido encontrar los puntos de unión. Y pienso que es un esfuerzo que vale la pena hacer.