viernes, 8 de agosto de 2008

Un antidepresivo para la mesa tres!!!


Recién ayer tuve un poco de tiempo desde mi llegada a Buenos Aires para escribir. Empecé una historia linda que probablemente termine en los días sucesivos. Pero no pude seguir. Otras cosas ocupaban mi cabeza y aquí las cuento. Los que estén un poco bajoneados absténganse.
El día que llegué a Buenos Aires, y sin salir aún del aeropuerto, mis padres me informaron que mi hijo menor estaba internado en un neuropsiquiátrico. El shock fue fuerte. Pero, como hacía dos años que veníamos con problemas, no me costó demasiado sobreponerme.
Para mi familia siempre fui la responsable, seria y con sentido común del grupo, papel que me tiene absolutamente repodrida.
Mientras no estuve, todo el mundo se arremangó e hizo lo que tenía que hacer. Cuando llegó el burro de carga todos se lavaron las manos y me pusieron al mando, obviamente con mi anuencia. Es mi hijo, y quería hacerme cargo.
Hace dos semanas que no hago más que correr atrás de los tres (porque no es mi único hijo, y los otros, aunque se la bancan, no merecen ser menos).
Visto ahora, no fue una mala experiencia: por fin, después de dos años, me dan un diagnóstico coherente. Es un trastorno de la personalidad que tiene que ver con lo psicológico y no con lo psiquiátrico (que no se si es mejor o peor). En estas 3 semanas hizo un cambio increíble y avanza a pasos agigantados. Esperemos que siga así.
Me quitó muchos prejuicios sobre los centros psiquiátricos. Yo temía que lo tuvieran empastillado en un lugar horrible, y no fue así: el lugar parecía un spa, con gimnasio, talleres, un salón de juegos. Según él, la comida era excelente. Y sólo continuó con 1 pastilla por día, que era lo que estaba tomando.
Pero también aprendí otras cosas, que tal vez hubiera preferido ignorar.
En primer lugar, me dí cuenta a quién le importo aunque sea un poquito. Por ejemplo mis amigos Claudia y Fabián me mandaron algunos mails o mensajitos. Yo no necesitaba más que eso para saber que estaban, y eso sólo me hizo mucho bien.
Otra persona, que se dice mi gran amiga, no me llamó en toda la semana. Pero el jueves a la tarde se acordó, e hizo una llamada apurada. Preguntó, como debía ser, cómo estaba mi hijo, para decirme a continuación que tenía que ir el viernes al negocio de una amiga en común, que me haría mucho bien despejarme, y que si podía ir a buscar a la hija con el auto, pasar a buscarla a ella e ir juntas. Le contesté que pensaba ir, pero cada una por su lado.
Comprendo que a muchos no les importe mi hijo, porque no lo conocen demasiado. A mí también me pasa. Pero si mi amigo me importa, le mando un mensajito "che... VOS cómo andás?"
Otra de las cosas que aprendí es que todo el mundo sabe lo que hay que hacer, pero nadie se arremanga. Todo el mundo da consejos que no sólo no pedí sino que son ridículos y me rompen soberanamente las pelotas, razón por la cual ya discutí con varios.
Pero, lo más curioso de todo, es que me dí cuenta que estoy absolutamente sola, como siempre (y no es que no haya nadie alrededor). Siempre me las arreglé de esa manera, y supongo que será siempre así. Y sin embargo, no me siento sola, sino que me siento segura, tranquila, firme en mis convicciones y, sobre todas las cosas, siento que he logrado una buena convivencia conmigo misma.

4 comentarios:

♋ Mariposa dijo...

Hola Patricia, es un tema que pega muy en las entrañas los hijos...estoy con un problemòn parecido y se lo que se siente...
solo puedo decirte que se nota tu fortaleza, que llores cuàndo necesites y grites cuàndo lo desees, no puedo decirte màs, sino acompañarte, no se si te sirve,te doy en silencio mi companìa y un abrazo muy fuerte para vos...
Besos pedile si querès mi mail a Fabi, sino no hay problema, por que se cuando uno a veces no posee ganas de hablar.
lo que necesites mientras pueda dàrtelo
besos, enserio...

Patricia "La Gata Flora" dijo...

Hola Mariposa!!
Definitivamente, es algo difícil de afrontar. Pero, como todo, a medida que pasa el tiempo uno se va acostumbrando a vivir con lo que le toca. Y eso es bueno, porque de esa manera los sentimientos ya no están tan a flor de piel y se puede pensar más en lo que se hace.
Gracias por tu ofrecimiento. También podés escribirme cuando quieras. No se si podré serte muy útil, pero a veces hace falta una opinión externa.
Te mando un abrazo de oso, y espero que tus cosas también mejoren

dispersa dijo...

Me pegó fuerte eso de q sepas q estas completamente sola..parecería un destino universal,la de afrontar instancias cruciales "solas/os",justamente tengo q ir al dr.,y sentí lo mismo q vos..A veces, creo q es un poco falta de valor para acompañar,otras un instinto de huir de lo q daña a nuestros seres queridos,otras creo q vivimos en un gran individualismo..bue es largo como sea la conclusión es favorable nadie está totalmente solo.

Deseo para tu hijo la fuerza para salir.

un abrazo

Patricia "La Gata Flora" dijo...

Dispersa,
Es cierto: nadie está totalmente solo. Afortunadamente tengo a mis viejos y a algunos amigos que me bancan, por no decir mis otros dos hijos. Pero a lo que me refiero es que nunca pude (o supe) tomarme las cosas más a la ligera y delegar. Siento que siempre tuve que apechugarla a como de lugar. Y, entre nosotros, a veces me canso, y necesitaría un hombro donde recostarme... Tal vez no sea más que eso...