domingo, 23 de marzo de 2008

Incertidumbre

Mi hija me acusa, con razón, de poseer un exiguo poder de síntesis.
Así fue que cuando leí el blog del Iluso Careta me puse a escribir... y seguí sin darme cuenta hasta hacer un relato muy largo.
Es por eso que decidí dividirlo en partes, y acá va la primera.
Desde ya aviso que es una historia triste. Si están bajoneados, pasen un rato después.

Incertidumbre (I)

Siempre le habían gustado los adolescentes, y solía llevarse muy bien con ellos. Esa frescura, esas ganas, ese iniciar la vida, ese deseo de cambiar el mundo.
No eran como los niños pequeños: era hacer las cosas por creída o deseada decisión propia, mirando al futuro, probando cosas nuevas y límites entre un torbellino de sensaciones y hormonas alborotadas.
Desde su separación, Camila había transformado su casa en un centro de reunión. Muchos años de restricciones y prohibiciones absurdas a las que no había sabido hacer frente habían mancillado su propia naturaleza, que brotaba ahora que estaba libre.
Primero tímidamente, sus hijos comenzaron a venir a casa con amigos. A medida que pasó el tiempo esos amigos empezaron a entrar en confianza, y Camila disfrutaba de las largas charlas que a veces tenían.
Pero no fue sólo eso: fue también poder conversar con sus hijos durante la cena, ver algunos programas de televisión prohibidos, ir de vez en cuando a cenar afuera o ver algún espectáculo, y sentir que a la casa había vuelto la paz.
Todo tiene un costo, y ésta no era la excepción: sus dos hijos mayores repitieron de grado el año en que su padre se fue. Pero el menor pasó aparentemente incólume. Tal vez porque era el más chico, y no había sufrido tanto la ira de su progenitor. Tal vez porque era el favorito del padre y nunca había tenido una agarrada fuerte como los otros dos. Tal vez porque sí. Lo cierto es que siguió su vida como si tal cosa. Pero las apariencias engañan…
Tres años después de separarse sus padres, Rodrigo empezó a estar triste. El motivo fue una pelea con su novia.
Camila sabía que ese tipo de problemas a los 16 años eran moneda corriente. Sin embargo, trataba de no cometer el error de minimizarlos: para un adolescente eso significa el fin del mundo. Así que trató de estar con él y apoyarlo. ¡Pero era tan difícil! Rodrigo era, de los tres, con el que más le costaba comunicarse pero, a su vez, lo sabía el más débil.
Y la tristeza seguía. “Ya se le pasará”, pensó una tarde Camila viéndolo tirado mirando la televisión.
Ese año se llevó 3 materias. ¡Justo él, el genio de la familia! ¿Cómo era posible? Y justo ese, su anteúltimo año del secundario.
Camila y Rodrigo empezaron a pelear mucho. El le reclamaba que había echado a su padre, y ella no pensaba tolerar que una criatura pusiera las reglas en su casa.
Las discusiones con sus hermanos tampoco eran menores, y la situación se puso realmente tensa, por lo que Rodrigo decidió irse unos días a la casa del padre.
Una noche sonó el teléfono. Camila atendió como de costumbre, sin siquiera sospechar lo que se avecinaba. Era su ex que le decía que Rodrigo había intentado suicidarse y que había llamado a la guardia psiquiátrica de la obra social. Camila escuchaba alelada, sin dar crédito a sus oídos, en una nebulosa que le impedía reaccionar. Sentía que todo su mundo había caído sobre su cabeza.
- ¿Qué pasó?, consiguió articular Camila.
- Tomó insecticida, contestó su ex.
- ¿Cómo está?
- Bien. No llegó a hacerle ningún efecto. Pero ahora viene para acá el psiquiatra de urgencia.
- Voy para allá.
Y ahí fue Camila corriendo, sintiendo el corazón saltar del pecho, las cuadras que se hacían kilómetros.


2 comentarios:

♋ Mariposa dijo...

venìa a desearte un hermoso comienzo de semana...y me encontrè este post...me partiò, no sale de la realidad...
besos Patri...

Patricia "La Gata Flora" dijo...

Mariposa,
Lamentablemente sí sale de la realidad. Está basado en una historia real, afortunadamente superada.
Te agradezco mucho tu deseo y espero que vos también pases una buena semana (dos semanas cortas seguidas!!!).
Besotes