miércoles, 16 de enero de 2008

Vacaciones gastronómicas

El lunes a la tarde me encontré con mi amiga Sandra, quien me llevaría a Retiro. Ella partiría hacia Machu Pichu el 16, así que no nos veríamos hasta Febrero, por lo que fuimos a merendar juntas para pasarnos los últimos chismes antes de la separación.
Retiro era un caos absoluto. Era muy interesante ver las caras e imaginarse lo que pasaba por cada cabeza. Estaban los cultos, leyendo sus libros mientras esperaban, los ansiosos, que no hacían más que preguntar (por si su micro ya había sido anunciado y no habían escuchado), los aburridos, los chicos corriendo por todo el hall.
Contra todo pronóstico, el micro salió bastante a horario y el viaje fue fenomenal.
En la terminal me esperaban mis viejos. Después de llegar, comer algo y descansar un rato fuí al "Rancho" a saludar.
"El Rancho" es la casa de al lado de la nuestra. Por su nombre parecería una simple casita en las sierras, pero no es así. Es un hermoso chalet de varias habitaciones, con un hermoso parque y pileta. La amistad entre mi familia y la colindante data de muchos años. Ya nuestros abuelos fueron amigos, mis padres son muy amigos de los actuales propietarios, mis hermanos y yo hicimos las mil y una con los hijos, y mis hijos y la 4º generación siguen pasándola bárbaro juntos.
Mientras tomábamos sol o nos pegábamos un chapuzón, recordé algunas de las cosas vividas en esos lares.
Recordé cuando nos escondíamos detrás de la tapia de mi casa munidos de baldes llenos de bombuchas para bombardear los autos y/o micros que pasaban por debajo. O cuando hacíamos las "excursiones a los indios ranqueles": Tito (el actual cacique vecino) nos llevaba a excursionar por las sierras. Esto significaba una tarde de preparativos: las cantimploras, las galletitas, elegir adecuadamente el calzado... y por ahí la excursión duraba sólo una hora. Cuando lográbamos llegar a Pozo Verde (donde desagua uno de los arroyos afluentes del lago) era toda una gloria. Nunca me voy a olvidar la tarde que encontramos una serpiente de cascabel entre los yuyos. También caminábamos por el arroyo intentando pescar mojarras o buscando ranas. O salíamos a "navegar" por el lago en la piragua que habían comprado mis padres. No era fácil remar, por lo que terminábamos la tarea con las manos ampolladas pero felices como pocos. No había ampolla que pudiera con nosotros.
Después de tantos años, la amistad que nos une es muy fuerte. Por eso habían organizado para esa noche una cena en un restaurante del pueblo para recibirme. Eramos 14, y comimos como si nuestra vida dependiera de ello. Aproveché para ponerme al día con Silvia, a la que hacía como 3 años que no veía. Todavía no entiendo cómo mi lengua no se acalambró.
Como cualquier excusa es buena para una buena comilona, hoy fuimos a almorzar a otro lugar, ya que Norma se vuelve esta noche para Baires (hoy eramos sólo 9). Y saliendo del restaurante quedamos en hacer un "té-cena" antes de su partida.
Si seguimos así no voy a poder subir al avión por exceso de equipaje (el propio) y deberán pegarme un empujoncito para ir rodando por la autopista.
Pero pienso preocuparme por la dieta cuando vuelva. Siempre está el recurso de llamarlo a Cormillot...

4 comentarios:

♋ Mariposa dijo...

Besos Patri...y gracias por estar siempre, espero que el mail haya llegado a tus manos, y te deseo lo mejor si vas de vacas, no leo mucho los post por cuestiones de tiempo Besos!!!

dispersa dijo...

q loco lo del Rancho,eso de q los afectos perduren por generaciones,parece la historia de un buen libro.Se nota q la estas pasando bien.
Un reto:nada de Cormillot,vos podes controlarlo,no postergues la dieta,no por tu figura por tu salud...espero no te moleste,solo lo mencione,porq una persona q quiero acompaña todo con una comida y sabemos los problemas q acarrea,me da miedo yo lo vivo con los puchos..cubrimos carencias creo,particularmente no le dy bola a los q me dicen q deje,no puedo pero al decirte esto no prendí el cigarrillo.Te dejo un beso y segui escribiendo.

Patricia "La Gata Flora" dijo...

Mariposa,
Gracias por pasar. Espero que tus cosas anden mejor. Te mando un beso

Patricia "La Gata Flora" dijo...

Dispersa,
Afortunadamente tengo muchos amigos que datan de muchos años. Y me encanta, porque no sólo podemos compartir el presente, sino que tenemos un pasado común que evita muchas explicaciones, y permite esa confianza especial que sólo brinda el tiempo.
En cuanto a las comilonas, son sólo estacionales. Normalmente soy de las hincha pelotas que se pasan la vida cuidandose. ¡Pero acá eso es imposible!