sábado, 26 de enero de 2008

Volver con la frente marchita






Ayer volví de mis vacaciones. Ya en el avión había un "señor", típico porteño él, hablando a los gritos, gozando a los otros que viajaban con él y haciéndose el "langa" con las azafatas. Estuve a punto de darme media vuelta y huir, o de hacer algún comentario. Pero por mi salud mental preferí acomodarme en mi asiento y aprestarme a disfrutar del paisaje. Siempre me gustó ver las nubes desde arriba. Por lo demás, el viaje se desarrolló a las mil maravillas.
Recuperado que hube mi valija en Aeroparque, tomé el colectivo para llegar a casa, esperando encontrar a mis hijos. Para mí las vueltas siempre son duras. Buenos Aires me resulta cada vez más ajena y hostil.
Cuando hago este tipo de comentarios nunca falta el zanguango que me dice "Y... si no te gusta andate", como si fuera tan fácil cerrar la puerta de un portazo e irse para siempre, dejando atrás raíces y afectos. Siempre utópica, pienso que otra vida es posible. Si bien todos los países tienen lo suyo (a qué engañarse), creo que hay una forma mejor de vivir. Sin ir más lejos, en el pueblo cordobés donde paré los autos se detenían si querías cruzar, las personas se saludan, dicen "por favor" y "gracias" y no están permanentemente caracúlicos.
Se me dirá: "Claro, es un pueblito chiquito", y es cierto. Pero he estado en otras ciudades del mundo (no tantas como quisiera) donde pasa lo mismo. Y los transportes públicos funcionan. Y la gente te trata con amabilidad. Y podés ir a trabajar porque no hay ningún piquete cortando las calles sin ningún derecho, entre otras cosas.
Pero volvamos al tema de este post.
Grande fue mi sorpresa cuando llegué a una casa vacía y silenciosa. Hasta mi gato Juan tardó en aparecer. Fue una sensación agridulce.
Desde siempre traté de criar a mis hijos de manera de hacerlos personas responsables de sí mismas y con vida propia. Y cada uno estaba en sus cosas. Y se las arreglaron perfectamente sin mí.
No es fácil explicar mi sensación: por un lado me sentí muy orgullosa que mis hijos ya no dependieran de mí, pero por otro lado es duro darse cuenta que no soy imprescindible. No sé si los padres sentirán lo mismo, pero para la mayoría de las madres que conozco no es muy divertido saber que los hijos son otras personas y que deben hacer su propio camino.
Mi padre, que es muy sabio, siempre dice que se imagina una gran fila: los abuelos ven a sus hijos y nietos, los padres a sus hijos, y los hijos miran al futuro. Y así debe ser, aunque aún grandes nos gustaría arroparlos por las noches.
Nota: Las imágenes de arriba corresponden a la vista del arroyo desde la casa de mis padres y fotos del parque. No me envidien...

10 comentarios:

La Incondicional dijo...

YO creo que ver crecer a los hijos es uno de los dolores más grandes.

Patricia "La Gata Flora" dijo...

Incondicional,
Y... sí. No es fácil. Aunque tengo la sospecha que en el fondo el problema es que debemos aprender a hacernos cargo de nosotras en lugar de hacernos cargo de los hijos. Y no cualquiera se siente bien mirándose para adentro.

dispersa dijo...

cuánta nostalgia!!!sentiría igual.
Disiento con lo de Bs As,porq no se puede comparar un lugar en la q estas para vacacionar,y otro en el q laburas,mantenes una casa,tenes obligaciones,o sea si tal vez vivirías allá,y vendrías de vacaciones sería al revés,es como q hóstil es lo q uno hace,o no hace... no el lugar.Tus hijos grandes...mmm en esto también algo muy personal,no creo q importe la edad,el tema es q si se da y querés puedas arroparlos.Lo de independiente es sagrado,pero no quita lo imprescindible y una mamá lo es,no ya para hacer la leche,o planchar(x suerte ja ja )sino por la brújula,el amor,el saber q incondicionalmente alguién los espera con los brazos abiertos,o sea por todo a pesar de no mediar lo útil.
Imaginate lo cierto de esto q VOS te fuiste de vaacaciones con tu mamá,creo q tengamos la edad q tengas,las mamás son nuestro NORTE.
Reprendelos a tus hijos x no estar,también el retar es atemporal,educar lo hacemos siempre a diario y no hay obligación q distraiga esperarte.Por lo menos mencionales el tema q te hubiera gustado q esten..recorda q a los adultos nos cuesta más y ellos ya lo son.

Te comento algo de mi post es de "una victima.."yo no lo viví,tampoco creo sufrí por amor..sufrí pero por otras razones.¿un cascacabel? ¿x la vibora o la esfera?ja ja

Me extendí,Bienvenida,otra vez estoy contenta de tu vuelta ...¿trajiste algo..?je je je

el_iluso_careta dijo...

ME GUSTÓ EL POST...

MI HIJO YA TIENE 18 AÑOS, VIVE CON LA MADRE Y CUANDO VIENE A CASA ADORO ARROPARLO Y ATENDERLO...

dispersa dijo...

te elegí,fijate en el último post.
Dame una mano!!!!!!!ja ja
besos

Guillo dijo...

Hola Patricia, no pidas imposibles ¿Cómo no te voy a envidiar tremendo lugar? Hermoso! ¿Están en el paraíso y todavía no se dieron cuenta? Mamma mía!
Aún con lo leído sigo pensando en que pueblo chico infierno grande, fíjate las profes hot y el puterio (si no me equivoco fue en una municipalidad) que salen en los noticieros. ¿Esos se pasan de "jodones"? Sigue siendo verdad que habiendo menos gente los conflictos y las relaciones son más saludables según mi manera de pensar. Aunque hay pueblos y pueblos. Con respecto a los hijos, que son otras personas estoy totalmente de acuerdo y a mi vieja le cuesta horrores entender eso. Todavía estoy tratando de cortar el cordón umbilical.

Un abrazo grande y con cariño

el_iluso_careta dijo...

ME HICISTE RIER MUCHO CON ALGUNAS CURIOSIDASDES...

Patricia "La Gata Flora" dijo...

Dispersa,
Es cierto que no es lo mismo estar de vacaciones que trabajando todo el día. Pero también hay pautas que te dicen cómo se “podría” vivir en ese lugar.
Soy de las que cuando voy a un lugar tomo trenes, subtes y colectivos y me mezclo con la gente. Y no es lo mismo cuando tenés un buen transporte o un buen trato. Y noto que en Buenos Aires, en general, no nos tratamos bien. Y estoy convencida que con poco esfuerzo personal mejoraría mucho la calidad de vida.

Y las madres son las madres, no hay nada que hacer.
Te cuento que mi abuela murió a los 94 años y, mientras agonizaba pedía por su mamá. Mirá si será fuerte el sentimiento.
Y no hay nada que hacerle: para nosotros siempre seguirán siendo “los nenes”.

Patricia "La Gata Flora" dijo...

Iluso careta,
Es que a los padres siempre nos parecen chicos y que siempre les tenemos que calentar la leche (para pasarles nuestras frustraciones, como decía Serrat).
Pero la realidad es que debemos aceptar que crecen, y que nosotros debemos alentarlos en eso.

Patricia "La Gata Flora" dijo...

Guillo,
Es un lugar maravilloso al que amo. Pensá que mis padres compraron esa casa hace 40 años. Y por suerte no habla, ¡porque diría cada cosa!

Creo que los chicos deben ser libres. Y somos los padres quienes debemos cortar el cordón. La gran ventaja de eso es que cuando estamos juntos es por mutua desición, y entonces la pasás bárbaro y disfrutás la compañía.