martes, 19 de febrero de 2008

Inteligencia artificial



A veces tengo serios problemas con mi inteligencia.
Soy de las que siempre admiró esta cualidad, y amo mi cerebro más que cualquier otra cosa. Mucho tiempo pensé que era lo mejor de mí. Y puedo pasar horas embelezada escuchando a un tipo que tenga sobre su cabeza más que una esfera portadora de pelos.
Tan es así, que hice el test de MENSA (la asociación mundial de genios) para ponerme a prueba.
Según esta asociación, mi CI es un poco superior a 150, lo que no alcanza para considerarme un "genio" (es a partir de 165), pero es un 50 % superior al promedio, lo que no es poca cosa. Vale decir que no soy ni chicha ni limonada.
Ya desde mi más tierna infancia fui considerada una "nerd". Me costaba mucho adaptarme. Mis compañeras me pedían que resolviera sus problemas de física y matemáticas (anque química), materias por las que siempre tuve especial interés.
En mi adolescencia, mientras mis amigas se maquillaban y buscaban nuevas y mejores tácticas de seducción yo me dedicaba a leer tardes enteras, a hacer cubas electrolíticas o electroimanes, o a hacer programas en la nueva computadora que mi papá me había regalado (allá por los '70, cuando NADIE tenía una).
A eso hay que sumarle mi natural y patológica timidez y mi tendencia al ostracismo.
A esta altura de mi vida me pregunto: ¿para qué corno sirve ser inteligente? Tanto esfuerzo, tanto cultivar la mente cual orquídea en el desierto, y estoy peor que antes.
Si es en el trabajo, todos me alaban. "Hay que hacer un trabajo sobre grupos de investigación. Sos la única que lo puede hacer". "No hay quién se haga cargo de la Revista. Vos lo podés hacer bien". Y últimamente "¿Querés hacerte cargo de la Comisión? No hay nadie que maneje el tema como vos". Pero cuando hablo de un mango más todos se hacen los sotas (eso sí: ¡¡mi autoestima está por las nubes!!).
En lo personal no me interesan los programas imbéciles de la Prime Time, por no decir los absurdos y predecibles novelones de la tarde. No participo de conversaciones banales en la oficina. Me cuesta hablar más de 10 minutos con las minas que sólo piensan en la dieta y/o la cama solar.
Y esto me hace sentir cada vez más sola. Y cada vez me cuesta más conversar con algunas personas o encontrar puntos en común.
Por suerte tengo a mi amigo Eduardo, brillante y culto. Cuando tengo estos ataques lo llamo, paso algunas horas conversando con él y entiendo que hay otra gente como yo (conozco también a otros. Lo que pasa es que estar con él además me produce un inmenso placer).
Y aunque él se enoje cuando digo estas cosas porque considera que SIEMPRE es mejor ser inteligente, voy a poner algunas neuronas en remate al mejor postor. Por lo menos voy a sacar unos mangos...

9 comentarios:

Ana Ags dijo...

descubrí tu blog por un comentario en el de "ventana al amor y al desamor", y me he llevado una agradable sorpresa, seguiré leyendote, y sobre lo de rematar algunas neuronas, no vale la pena, conservalas.

saludos desde México

el_iluso_careta dijo...

siempre los inteligentes tiene problemas con su inteligencia...
es la única manera de saberlo...
si no tenés problemas con ella...te engañaron nene...no lo sos...

La Incondicional dijo...

He comprobado que con la inteligencia sola no alcanza. Siempre hace falta una cuota de sabiduría que incluye la inteligencia de, por ejemplo, saber adaptarse a ciertos contextos sin olvidar otros. Pero no me haga caso, vea, yo no soy más que una profunda superficial.

Patricia "La Gata Flora" dijo...

Ana,
Muchas gracias por tu visita.
En cuanto a las neuronas… Tal vez me equivoque, tal vez sea sólo una fantasía, pero me parece que los que cuestionan menos y/o se conforman con menos la pasan mejor.
Y me pregunto: ¿Vale la pena vivir así, o de esa forma sólo se la ve pasar?
Tendré que pensarlo seriamente


el_iluso_careta,
Supongo que todos tenemos algún problema con nosotros mismos. El disconformismo es tan natural como respirar

La Incondicional,
También comprobé que con la inteligencia no alcanza. Una y mil veces ví que llega más el tesonero que el inteligente, que suele dormirse en los laureles (el viejo cuento de la liebre y la tortuga, vio?).
Y creo que a muchos de los que nos consideramos inteligentes nos faltan subir varios peldaños para ser sabios. Ahí sí que el CI te lo metés en el bolsillo

La Incondicional dijo...

Sin embargo yo estoy muy tentada de hacerme un CI, así puedo adjudicarle todos mis errores a alguna tara, la magia de la comodidad.

Graciela dijo...

la inteligencia es un peso... yo tenía una profesora de inglés a la cual admiraba y mucho porque sabía de todos, era muy culta e inteligente y se lo hice saber y me dijo pero no creas que es tan bueno, te limita para conseguir pareja, a veces no se bancan tener alguien con tan buen CV, en una reunión de solas y solos, una mujer muy académica contó que una vez fue a una agencia matrimonial a anotarse y al cabo de un tiempo la llamaron porque no encontraban nadie a su altura, era mucho para cualquiera (?). Pero yo sigo prefiriendo ser inteligente y no tonta

Patricia "La Gata Flora" dijo...

Graciela,
Es así como decía tu profesora. Pero no es sólo con la pareja (que sin duda es un problema) sino también en la vida diaria.
Es cierto que es bueno ser inteligente, pero no sé si tanto.
A veces creo que la vida es más simple, y no es necesario pensar en demasía.
Pero en definitiva no podemos elegir, ¿para qué seguir cuestionando?

Anónimo dijo...

también existe la inteligencia emocional mucha gente "nerd" carece de esta.

Patricia "La Gata Flora" dijo...

Anónimo,
Totalmente. Lo padezco en carne viva.