viernes, 22 de febrero de 2008

Y llegó la hora II



Después de averiguar los precios de los cursos me detuve un rato a pensar en la educación en nuestro país.
Hasta hace algunos años, teníamos una educación pública de excelencia. Lentamente fuimos perdiendo tanto calidad como cantidad de clases. A tal punto que a esta altura cualquiera (tenga poder económico o no) trata de mandar a sus hijos a escuelas privadas, lo que se está extendiendo hacia la universidad.
A pesar de una nota que leí en el diario hace poco, el alumnado universitario ha bajado en estos años. Los chicos ya no quieren carreras de 5 ó 6 años (que si es en la UBA deben sumarse los 2 del CBC), prefiriendo cursos o carreras más cortas. Y encima, sólo 1 de cada 4 se recibe. (Esto, en gran parte, es consecuencia del pésimo sistema social de nuestro país, que obliga a la gente a trabajar duro desde cada vez más jóvenes. Pero no voy a meterme en ese berenjenal).
Por duro que parezca, la universidad no es para todos. Y cada vez bajamos más el nivel para tratar de seguir mintiéndonos que en este país somos todos cultos. Y nos razgamos las vestiduras cuando muy pocos aprueban el examen de ingreso en La Plata.
Si hablamos de los millones de cursos que se ofrecen (cocina, pastelería, turismo, administración de empresas, hable inglés en 20 días -yo llevo una vida tratando de entender algo-, maneje la computadora en 10 minutos -acá llevo sólo 29 años-...) son carísimos. Y las universidades privadas valen fortunas (doy fe: tengo 3 universitarios).
Los amigos de mis hijos que habían empezado en la UBA lentamente fueron pasándose a privadas por considerarla un loquero.
Tuve la fortuna de estar en el Imperial College de Londres. Independientemente de la opinión que pueda tener cada uno de los ingleses, no puede negarse que es uno de los institutos más importantes del mundo en lo que a técnica se refiere. Allí no hay estudiantes crónicos. Tienen un sistema similar al del Instituto Balseiro: antes de empezar cada cuatrimestre tienen que tener aprobadas las materias del anterior. Los alumnos que hasta los 24 años no terminaron son muy mal vistos, además de perder la oportunidad de pedir becas de postgrado (24 es la edad máxima para solicitarlas). El director del citado lugar me comentaba que ahí se va a estudiar, no a buscar excusas para seguir siendo mantenidos por los padres. Y de manera muy cruda me decía que algunos alumnos NO PODIAN ser profesionales, ya sea por falta de capacidad o por falta de interés y concientización. Y no estoy en desacuerdo, aunque los derechos humanos se me vengan encima.
Posteriormente seguí con suerte y estuve el la Universidad Carlos III y el Politécnico de Madrid.
En el Politécnico estuve visitando los laboratorios donde se están haciendo desarrollos realmente fantásticos, sobre todo en robótica.
Fue una sensación agridulce darme cuenta que la mayoría de las personas que estaban haciendo sus tesis de doctorado en ese lugar eran argentinos y venezolanos. Una pena perder semejante potencial.
Esa misma tarde fui a la Carlos III. Además de ver la parte de robótica estuve paseando por el departamento de mecánica (con un Ing. argentino). Me contaba este señor que hay una ley que obliga a donar los 300 primeros autos de una producción a las universidades, para que los usen en sus proyectos. Así que tenían 3 autos del último modelo de P. (que todavía ni siquiera estaba en la calle, y que era una belleza), a medio destripar. Estaban haciendo sistemas de seguridad para el tránsito. Por ejemplo, un visor en la parte de abajo del auto que controla la línea blanca del camino, y endereza el auto automáticamente si empieza a desviarse hacia la banquina porque el conductor se durmió (eso contando que la ruta tenga la línea blanca). También estaban desarrollando un sistema GPS mucho mejor, que no sólo estima el mejor recorrido en base a un plano pre-instalado, sino que tiene un control de visión para evitar pozos u obstáculos.
Parece ser que los españoles entendieron que la educación no es un gasto sino una inversión. Y que sólo crecen los países en los que la gente se capacita. Que sólo se puede estar bien cuando TODOS están bien.
¿Algún día lo entenderemos nosotros?

6 comentarios:

dispersa dijo...

hola Patri,con un tema q es mi debilidad,la educación,aunq no coincido q la universidad no es para todos,lo importante es cautivar a los alumnos desde los inicios,en lA Plata,reprueban por venir de una secundaria deficiente.El problema q la enseñanza privada tampoco te asegura una buena educación, es un trípode,la escuela,el hogar,la sociedad.La gente no puede elegir,y para elegir tiene q conocer,estudiar,entonces si opta por ser albañil,saber q tiene q ser el mejor...La falta de ideales y de saber q con esfuerzo lo único q haces es emigrar,deja vacias las aulas,hoy consagrarte tocando cumbia da más dinero,q el q se deslomo 6 años en una carrera,la educación debe ser pública y para todos.Aquí en Argentina tampoco te becan si pasas determinada edad...pero aqui los problemas aparte de los q mencione son malos profesores y un sistema q verdaderamente desalienta,echa a los chicos a la calle y la calle es un infierno.

un besito y muy lindo cuando te pones reflexiva

Patricia "La Gata Flora" dijo...

Dispersa,
Se me fue la mano con la contestación, así que va en post aparte.
Besotes miles

La Incondicional dijo...

Allá por 1880, Sarmiento y Alberdi alertan sobre la importancia de la educación. El primero sostiene que es la base de "todo" lo necesario para hacer una nación. El segundo, en cambio, dice que también son importantes otras áreas como las comunicaciones, ferrocarriles, etc. Ganó la postura de SArmiento la que de ninguna manera critico. Pero es ilógico que, habiendo ya pasado casi 120 años sigamos arraigados a los mismos principios.

Patricia "La Gata Flora" dijo...

Incondicional,
Definitivamente lo que servía hace 120 años pierde validez en el presente. Y es lamentable que no empecemos a hacer algo.
En un momento en que los chicos nos explican cosas a los grandes (léase computadora, celulares, MP3 y demás yerbas), que están acelerados por la televisión y el ritmo de vida imperante, que ya no los convencemos con los cuentitos infantiles pretendemos seguir con contenidos enciclopedistas y confundiendo educación (o formación si se quiere) con información.
A eso podemos sumarle que tampoco les inculcamos el valor del esfuerzo y el conocimiento.
Una verdadera pena.

Anónimo dijo...

cuando dec�s "solo se puede estar bien cuando todos estan bien" te referis a los nacidos en espa�a unicamente no?

Patricia "La Gata Flora" dijo...

Uoman,
Cuando digo que sólo se puede estar bien cuando todos están bien me refiero a todas las situaciones de la vida.
Si en el trabajo tenemos un ambiente cordial en lugar de sacarnos los ojos con chismes, si en tu casa tenés una buena relación con tu pareja y tus hijos, si en la calle decimos "perdón" si nos llevamos a alguien por delante, si todos nos tomamos el trabajo de mantener las calles limpias, mejoramos notablemente nuestra calidad de vida. Y en cualquier lugar del orbe.